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domingo, abril 20, 2025

Arribabajo

Abusando del idioma, hemos titulado así el presente porque no sabemos dónde estamos, aunque sí sentimos cómo. Cuando un gobierno no establece un plan de trabajo que, cualquier profesional sabe elaborar un simple Plan Operativo Anual (POA), no se sabe lo que pasará en los tres años y dos meses más que faltan en el presente ejercicio gubernamental. Sin duda se han logrado algunas cosas buenas, y eso el pueblo debe reconocerlo porque tampoco podemos ser sectarios y maldecir a cada gobernante de turno, ya que los problemas son complejos, grandes y de larga data. En función de las promesas electorales se dijo que se eliminarían tales o cuales cosas, pero eso ha implicado un abrupto despertar –como de madrugada con una mala noticia- cuando los fantasmas de las demandas multimillonarias se ciernen sobre el pueblo ya que el Gobierno es quien hace el gesto de pagar en el dado caso, pero el dinero es de todos los hondureños y nos va a tocar muy feo.

El inveterado comportamiento abusivo de las promesas incumplidas ya está causando desazón en el pueblo, y eso lo notamos en cada conversación con cada ciudadano que se recrimina la decisión de haber votado por tal o cual candidato o candidata, en este caso por la señora de Zelaya, cuando en el fondo todos sabemos que más fue un voto de odio contra el anterior presidente que por una aplastante victoria con barniz de fenómeno electoral.

Es muy difícil entender que no se les pague a los médicos y enfermeras que pasan protestando pacíficamente y a pesar de ello no se les atiende ya que también el titular de Salud se ha vuelto un tato demagogo y lo peor es que muestra mal genio cuando se le increpa, dando respuestas parecidas a las del asesor presidencial cuando nuestros hermanos han solicitado una carretera y se les humilló diciéndoles que no había dinero pero sí existen recursos para colocar gramilla en las canchas con costos altísimos cuando esos dineros se deberían utilizar para entregar a los profesionales de la salud lo que les pertenece. Esos son los contrasentidos, los claroscuros que nos tienen sumidos en una zona gris de convivencia social y causan hasta deseos de tirarse de los cabellos por tantas incoherencias a la hora de priorizar la administración y dotación de recursos para dar solución a los problemas, es decir, resolverlos y no revolverlos.

A partir de este momento, siempre enmarcados en el respeto hacia nuestros gobernantes y sobre todo con respeto a nuestro pueblo, siempre todos debemos comenzar a elevar la voz, pero dando soluciones, aportando a Honduras los movimientos necesarios para la paz ejerciendo la justicia comenzado desde casa, allí se ejerce como lugar primigenio y se aprende a ser justos a nivel comunitario, pero si no hacemos así, la sociedad simplemente será tal como lo es actualmente nuestro país, con tremenda desorientación tal y como lo dijo en algún momento el asesor presidencial cuando voló un aparato de la Fuerza Aérea hondureña cuando manifestó textualmente que “no sabía si estaba patas arriba o patas abajo”.

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