En el año 2008, me preguntaba en un blog que escribía si realmente ocuparíamos dos planetas para el año 2050. En ese momento no había tantas exploraciones como hoy al espacio, pero el panorama ha cambiado.
Como reflexionaba hace más de 15 años, lo sigo haciendo hoy, porque el problema persiste, prima más acumular riqueza, que producir de manera sostenible. He iniciado la lectura del libro de “21 lecciones para el siglo XXI”, del historiador Yuval Noah Harari, me sorprendí que coincido con él en muchos aspectos, especialmente en la visión futurista del gran impacto de la Inteligencia Artificial en los países en desarrollo, que están acostumbrado a vender la mano de obra a bajo precio a países desarrollados, pero no están preparando a la población para el impacto que las nuevas tecnologías traen al mundo.
También él argumenta que la clase trabajadora está tan preocupada por vivir el día a día, pensando en qué comerán, cómo vestirán, si podrán pagar por los servicios de salud y educación a sus hijos e hijas que olvidan temas tan relevantes como el calentamiento global. Hay una élite que sabe lo que está pasando y pasará si el ser humano continúa destruyendo la naturaleza, pero, aunque la comunidad científica responsable y ética levante la voz, hay mucho ruido en el ambiente para ser escuchados por la población.
En 2008, cuando escribí mi blog sobre el calentamiento global, consideraba que las afirmaciones de mentes brillantes como Stephen Hawking, quien argumentaba que solo colonizando otros planetas podríamos asegurar la supervivencia humana, eran una forma de llamar la atención, una alerta para la humanidad. Me parecía más ciencia ficción, pero al ver cómo se está invirtiendo en la exploración del espacio por diferentes potencias mundiales, entre ellas China, debemos preguntarnos si Hawking realmente tenía razón y si buscar otros planetas para albergar la vida humana es una forma viable de supervivencia.
Sin embargo, mantengo mi idea de que, con la presente manera actuar y pensar, no habrá suficientes planetas en el Universo que resistan los embates de la raza humana, seríamos como el comején o las pirañas que destruyen instintivamente todo lo que está a su paso.
El calentamiento global es un tema de suma importancia, y afirmar que es una cuestión de vida o muerte no es una exageración. Sin embargo, parece que solo la comunidad científica y académica lo toma en serio, junto con un pequeño porcentaje de consumidores y empresas socialmente responsables. Paradójicamente, los esfuerzos de los países más industrializados y ricos, que son los mayores contribuyentes a esta crisis, no están resultando en acciones concretas, rápidas y efectivas. El tema se ha politizado y burocratizado, avanzando a un ritmo marcado por la apatía.
Como los sostuve hace más de 15 años, los expertos en desarrollo sostenible están urgiendo al sector empresarial y a los gobiernos implementar proyectos de reducción de emisiones utilizando métodos como la producción más limpia, para minimizar el consumo de energías fósiles y maximizar el uso de energías renovables. Recomiendan que el sector eléctrico evolucione de un modelo hidrotérmico a uno altamente renovable. Asimismo, el sector térmico debe avanzar hacia el uso de biomasa para aplicaciones productivas y expandir la adopción de tecnologías limpias.
Como dice la frase que se le atribuye a Albert Einstein: “No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando se crearon”.