25.1 C
Honduras
domingo, abril 20, 2025

Algo para ofrecer

“Serás todo lo guapa que quieras, pero dime, si el mundo fuera ciego ¿a cuánta gente impresionarías?”.

Creemos poder adivinar lo que Joaquín Sabina quiso decir con esta célebre frase y
no podríamos estar más de acuerdo.

Hace algunas semanas me fui a ver en concierto a uno de los mayores exponentes del rock en español de todos los tiempos.

Recuerdo perfecto mi admiración hacia él y su trabajo cuando era yo prácticamente una niña por allá a finales de los 80’s que era cuando estaba en su apogeo toda esa fabulosa propuesta musical.

Desde luego que su indiscutible talento como músico, cantante y compositor no era lo único resaltable de este artista sudamericano, sino que también lo eran su extraordinario físico, su rostro y su larga melena incluida.

Nunca pude en aquellos tiempos y a pesar de estar residiendo en la “Meca” de esa
cultura artística, asistir a ninguno de los conciertos de ninguna de estas bandas.

Claro, era yo muy jovencita para decidir por mi misma y pues, no me dieron permiso. Ni modo. Luego y un poco más crecidita me he dado gusto viéndolos, no me puedo quejar.

Desde que compré mis boletos a mediados de año, yo entendía que ya no iría a ver
a la misma persona, que el tiempo (como siempre lo hace) había hecho su mella.

Pero también entendí que a quien yo quería ver era al artista en realidad, y disfrutar de
su arte. Y eso mismo hice.

Y no solo yo obviamente, cientos de personas de todas las edades se reunieron esa mágica noche, en un bello y acogedor auditorio de una de las ciudades más emblemáticas y preciosas de México para escuchar esos temas que nos remontaron inevitablemente a lugares y momentos que ya se quedaron atrás, para siempre.

Aún y a pesar de que el Sr. Mateos ya no trajera consigo aquella esplendorosa juventud de antaño, que se haya permitido dejar crecer un poco la pancita (claramente después de cierta edad esas cosas pasan a “segundo plano” para una gran mayoría de gente), aún cuando desde hace mucho su look es menos exótico.

Con eso y todo, sigue agotando la taquilla, llenando espacios con un público que
más que para ver un físico, está ahí para apreciar su talento.

Con nosotros simples mortales sucede algo parecido. Cuando nos ocupamos de trabajar en nuestro intelecto y hacemos de todo para desarrollar nuestros talentos, podemos percibir la apreciación de los demás.

Todo lo contrario sucede cuando nos hemos enfocado únicamente en decorar lo de afuera: los otros no se quedan mucho rato cerca… ya que es muy poco lo que tenemos para ofrecer.

Emy James
Emy James
Emy James, psicóloga y Máster en Educación, escritora a nivel profesional. Trabaja en teatro y radio y es también docente.
- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: