Las autoridades ambientales de Estados Unidos han encendido nuevamente las alarmas ante la expansión del Channa argus, más conocido como pez cabeza de serpiente del norte, una especie invasora cuyas capacidades inusuales y comportamiento agresivo representan un serio peligro para la biodiversidad acuática del país.
Originario de Asia, este pez puede alcanzar hasta un metro de longitud, respirar aire atmosférico y desplazarse sobre tierra firme durante varios días, lo que le permite sobrevivir en condiciones extremas y colonizar nuevos hábitats con facilidad.
Desde su primer avistamiento en 2002 en Crofton, Maryland, se ha expandido a estados como Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania, Arkansas y Misuri, donde fue detectado por primera vez en 2019.
La situación se ha tornado especialmente preocupante en Misuri, donde el Departamento de Conservación alertó a la población sobre su presencia el pasado 7 de abril, describiéndolo como un “depredador agresivo” capaz de devorar peces pequeños, crustáceos y otros organismos acuáticos.
Su voracidad y alta tasa de reproducción lo convierten en una amenaza directa para las especies nativas y la pesca comercial y recreativa.
Según Smithsonian Magazine, las hembras pueden depositar hasta 50.000 huevos por ciclo reproductivo, los cuales eclosionan en apenas uno o dos días.
Tanto el macho como la hembra protegen a las crías de manera agresiva, lo que eleva notablemente la tasa de supervivencia y dificulta los esfuerzos de control.
Un invasor difícil de erradicar
Dotado de un sistema respiratorio único que le permite sobrevivir en aguas pobres en oxígeno, el cabeza de serpiente ha logrado establecerse con éxito en ecosistemas donde otras especies fracasan.
Esta capacidad, combinada con su comportamiento territorial, ha complicado los intentos de erradicación.
“Eliminarlo completamente es poco probable”, admite el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE. UU., pero subraya que los esfuerzos coordinados, junto a la participación ciudadana, han permitido contener su expansión en ciertas áreas.
¿Qué hacer si se detecta uno?
Las autoridades instan a los pescadores recreativos a matar de inmediato cualquier ejemplar capturado, mediante métodos como decapitación, evisceración o colocándolo en una bolsa plástica sellada.
Aunque está prohibida su comercialización y transporte interestatal por ser una especie “dañina” a nivel federal, su consumo doméstico está permitido e incluso incentivado: el Departamento de Recursos Naturales de Maryland lo describe como un pescado de carne “suave, escamosa y abundante”.
Identificar al invasor puede ser un desafío. Smithsonian Magazine recomienda observar la aleta anal, que es más larga que en especies similares como el bowfin, el cual también tiene una mancha oscura en la cola, ausente en el cabeza de serpiente.
Ante cualquier avistamiento, las autoridades solicitan tomar una fotografía del pez y reportar el lugar exacto a las entidades de conservación correspondientes.
Con esta especie invasora ganando terreno, los expertos coinciden en que el tiempo es crucial para minimizar el daño ecológico. La educación pública y la acción conjunta entre autoridades y ciudadanía serán claves para enfrentar este silencioso pero letal invasor de las aguas estadounidenses.
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